“Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” Salmo 23

Puesto que tú, Señor estás conmigo; y es bajo tu poder y voluntad que las aflicciones surgen y desaparecen; estoy seguro de que superaré y venceré todas las que me vengan, por muy peligrosas y numerosas que sean. Porque sé que tu vara me corrige cuando me descarrío y tu
cayado me sustenta y levanta si caigo; dos cosas que me son imprescindibles; oh, bendito Señor; la una para sacarme del mal y del error si caigo, y la otra para mantenerme en la senda de la rectitud y verdad. Pues, ¿qué cosa hay más bendita que ser sustentado y preservado de caer por el cayado todopoderoso del Altísimo? ¿Y qué puede resultar más provechoso que los golpes de su
vara misericordiosa cuando me desvío del camino trazado? “Porque el Señor al que ama diciplina; azota a todo el que recibe por hijo (Hebreos 12:6, Proverbios 3:12). Con todo, mientras permanezcamos aquí en la tierra, seguirá alimentándonos en los más dulces pastos, llenos de las hierbas saludables de su Santa Palabra (Salmo 23:2). 

Tomado de C. H. SPURGEON, SALMO 23